viernes, 18 de diciembre de 2009

Ministros bajo la lupa

¿Quiénes son los ministros de la Corte?

Son los integrantes del máximo órgano del Poder Judicial de la Federación, muchos de ellos mayores de 60 años de edad, algunos son abogados y otros jueces, y perciben sueldos mensuales mayores a los 350 mil pesos.

El presidente de ellos, Guillermo Ortiz Mayagoitia, percibe además una compensación adicional por ser la cabeza de la Suprema Corte y otros más reciben ayudaditas adicionales por conceptos como “decanato”, por antigüedad o por jubilación.

Estos hombres sesionan unas dos horas diarias sobre controversias constitucionales, pleitos entre poderes y temas –varios de ellos de interés- para emitir sus resoluciones que son inapelables.

¿Qué si nos son útiles? Pues a veces sí, porque por ejemplo, resolvieron que el gobierno de Marcelo Ebrard no puede condicionar la verificación vehicular al pago de la tenencia. El gran problema es que nadie conoce esta resolución ni nadie sabe que se puede amparar para evitar esa medida.

La novedad con los ministros es que el presidente Felipe Calderón, en su propuesta de reforma política que dio a conocer el miércoles, propone que tengan facultades para generar sus propias iniciativas que permitan modificar al Poder Judicial.

Frente a tanto poder y tanta “manga ancha”, es bueno que los ciudadanos les exijamos, les digamos qué iniciativas pueden proponer a beneficio de todos y que pidamos una explicación de qué hicieron durante el año que podamos palpar en alguna mejoría a nuestro entorno.

De entrada, podemos ingresar a la página www.scjn.gob.mx donde la SCJN nos da más detalles de lo que hace y tenemos el chance de participar en algunos de sus foros.

Lo importante de los servidores públicos es que realmente nos sirvan. Pongamos entonces, en la medida de lo posible, a los ministros bajo la lupa.

El miedo

Un vecino del exclusivo fraccionamiento Altitude, reconoce que jamás habían vivido momentos tan terribles y de tanto miedo en Cuernavaca. Dice que ya se acabó la paz.
La pregunta sería: ¿en qué pedazo de territorio podremos estar exentos de vivir un operativo a balazos del Ejército, la Marina o la Policía Federal?

martes, 8 de diciembre de 2009

Contra los malandros de Navidad



Hoy más allá del análisis quisimos acercarte consejos útiles para cuidar tu integridad, proteger los ingresos y no terminar el año con alguna mala noticia por culpa de la delincuencia o afectado económicamente.

Ya comenzaron a repartirse aguinaldos y cajas de ahorro, y los capitalinos estaremos con más dinero del acostumbrado circulando por las calles, consumiendo en lugares públicos, desde cenas, una copa en el antro y, por supuesto, adquiriendo regalos en los centros comerciales.

En realidad pocos somos precavidos frente al riesgo que corremos en estas fechas, y más que causar alarma innecesaria hay que esta conscientes de que la vía pública está en estas fechas más llena de carteristas y asaltantes en grupo que también buscan su “aguinaldo” a las costillas de los que trabajamos.

He aquí una serie de consejos para tomar en cuenta una vez que tengamos dinero y nos dispongamos a gastarlo.

En el centro comercial:
  • Procura no llevar dinero en efectivo. Trata de pagar con tarjeta de débito o crédito pero intenta llevar sólo una.
  • No utilices cajeros automáticos abandonados, oscuros o que sientas que no garantizan las condiciones de seguridad necesarias.
  • Trata de hacer las compras acompañado, principalmente si adquiriste artículos caros.
  • Cuando abordes tu vehículo con las compras, intenta observar para todos lados y detectar que no haya movimientos o personas sospechosos.
  • Si no utilizas vehículo particular, procura pedir un taxi de sitio y no tomar transporte público, principalmente si llevas artículos recién adquiridos.
  • Si te ves en la necesidad de comprar en tianguis o con los ambulantes, lleva tu dinero en efectivo en bolsas ocultas de tus prendas de vestir o en lugares en los que consideres no buscará el ladrón.
  • Atento con los fraudes que intenten llevar a cabo los vendedores. Paga hasta que estés convencido del artículo y te lo hayan entregado.

En el antro:

  • Haz lo posible por pagar con tarjeta pero en ningún momento, ni a la entrada ni a la salida del lugar, permanezcas solo cuando cargues con ella. Recuerda que los secuestros exprés para robarte suelen ser comunes cerca de los centros nocturnos.
  • Evita al máximo utilizar cajeros automáticos.
  • Deja tu chamarra u otras pertenencias en el guardarropa. No las pongas en las sillas y mucho menos si llevas objetos de valor.
  • Si dejas tu auto en un estacionamiento público o si ocurre el caso extremo de que tengas que hacer uso de un valet parking, no dejes tu autoestéreo, lap top, dinero en efectivo u otros objetos valiosos.

En el restaurante o la cafetería:

  • No lleves objetos ostentosos ni visiblemente caros.
  • Deja en casa, por lo menos en esta temporada, tu computadora personal.
  • En este caso aplica también la recomendación de pagar con tarjeta de débito o crédito.
  • En caso de un asalto masivo en un restaurante, no opongas resistencia. Una vez ocurrido el hecho, denuncia y convence al resto de las víctimas de hacerlo en conjunto ante el Ministerio Público.
  • Evita acudir a establecimientos poco iluminados o que a la entrada o la salida se encuentren solos.

La garantía de seguir las recomendaciones será tener unas fiestas sin contratiempos ni malos ratos.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Robos y narco: escenario, una cafetería


Los asaltos a establecimientos públicos del tipo de las cafeterías Starbucks, los restaurantes Italliani’s y las tiendas de conveniencia Oxxo parecen ser la moda delictiva en el Distrito Federal y su zona metropolitana.

Se habla de más de 60 en un año y medio tan sólo en el poniente. Hay distintos modus operandi. Unos con gritos a la gente o con ladrones encapuchados, otros más incluso con uso de petardos, casi todos ellos violentos.

Los delincuentes, jóvenes la mayoría, suelen llegar en grupos de cuatro a seis y han logrado ventajas que la autoridad debe ubicar para armar sus operativos: roban a comensales que sí llevan cantidades importantes de dinero, asaltan cajas que constantemente dejan jugosas ganancias y tienen la posibilidad de robar hasta computadoras portátiles de los clientes.

Que eso nos sirva a nosotros para tomar previsiones en tanto no nos garanticen las autoridades seguridad. No quiere decir que dejemos de hacer nuestra vida normal o abandonemos la costumbre de ir a tomar un café. Cuidémonos y no llevemos cosas ostentosas como medidas permanentes.

Que eso le sirva a la Policía para que refuerce sus patrullajes y aplique operativos más efectivos en estos lugares, sin que parezca que hay estado de sitio.

Que los delincuentes teman porque los vecinos de la Benito Juárez, la Miguel Hidalgo y los municipios de la zona poniente del Estado de México, donde han ocurrido los asaltos, no estarán tranquilos y sus autoridades tendrán que actuar. Eso quiero pensar.

Una vez conocida esta nueva realidad, pasemos a una situación más preocupante a partir del hecho violentísimo registrado ayer en el Starbucks de Pilares y Pestalozzi.

Frente a clientes y a plena luz del día –apenas poco después de las 12-, un grupo de desconocidos entró a ejecutar a una persona y lesionó a otras más que se encontraban en el lugar.

Para nosotros, los ciudadanos comunes, lo de menos es que el agredido haya sido un testigo protegido de la PGR, que fuera mando de la PFP, que se le imputen vínculos con el narcotráfico o que le hayan vaciado una pistola. Cierto, es un asunto de delincuencia organizada que las autoridades federales no han atendido en todo el país, que no solamente en nuestra ciudad. Pero esta es únicamente parte de la noticia que los medios destacaron.

El otro gran problema sería: ¡qué terrible que un asunto de delincuencia organizada se convierta en uno de inseguridad para la ciudadanía! Lo mencionamos en una de las primeras entregas de este blog.

Con todo y conciencia ciudadana para protegerse, con todo y nuevos y dinámicos operativos policíacos y con todo y medidas de seguridad instrumentadas por los establecimientos, ¿quién evitará que a unos metros de donde tomamos un café maten a quemarropa a otro cliente, bajo el riesgo de que nosotros mismos podamos perder la vida?